lunes, 16 de febrero de 2009

Gobierno afirma que comisiones Rettig y Valech no serán reabiertas

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Gobierno afirma que comisiones Rettig y Valech no serán reabiertas

Publicado el 16 Feb 2009

El gobierno anunció que no se reabrirán las comisiones Rettig y Valech, como solicitaron organismos de derechos humanos, luego de conocerse siete casos de detenidos desaparecidos falsos.

Según indicó el ministro del Interior subrogante, Patricio Rosende, la decisión fue adoptada para preservar la validez de ambas instancias y la verdad histórica que establecieron.

“No vamos a recalificar los casos conocidos en su oportunidad por la comisión Rettig y Valech, porque nos parece que no corresponde. Pero sí vamos a abrir los plazos para que todas aquellas familias que no lograron reunir los antecedentes ni convencer a las comisiones respecto a la situación de sus familiares, puedan hacerlo”, explicó Rosende.

El ministro subrogante agregó que en el único punto que no concuerdan el gobierno con los organismos de derechos humanos es en la calificación permanente que realizará el Instituto del ramo, que busca ser aprobado en el Parlamento, pese a la negativa de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y la de Ejecutados Políticos sobre su creación en las actuales condiciones.

Esto, ya que estiman que la única forma de establecer un marco jurídico serio, que asuma el tema de los derechos humanos en su integridad, es a través de una subsecretaría que dependa del Ministerio del Interior y tenga atribuciones para perseguir penalmente a los responsables de los atropellos cometidos en dictadura, algo que como está planteado en el proyecto del organismo, no podrá realizar.

3 comentarios:

  1. Raúl Rettig Guissen (*Temuco, 26 de mayo de 1909 - †Santiago, 30 de abril de 2000). Político y abogado chileno.

    Estudio en los liceos de Angol y Valdivia y la Escuela Normal de Victoria. Titulando de profesor normalista en 1925. Ingreso a la Escuela de Leyes de la Universidad de Concepción titulándose como abogado en 1935.

    Perteneciente al Partido Radical se desempeñó entre 1938 y 1940 como Subsecretario del Interior y después de Relaciones Exteriores (1940). Fue elegido senador por la 8a agrupación provincial (Biobío, Malleco y Cautín) por el periodo 1949-1957. Profesor de la cátedra de Filosofía del Derecho en la Universidad de Chile desde 1958.

    Durante el gobierno de la Unidad Popular se desempeñó como embajador de Brasil hasta el golpe de Estado de 1973. Presidente del Colegio de Abogados de Chile (1985-1987).

    A comienzos del gobierno de Patricio Aylwin fue nombrado Presidente de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, encargada de emitir un informe sobre la violación a los Derechos Humanos durante el gobierno de Augusto Pinochet.

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  2. Monseñor Sergio Valech Aldunate (Santiago, 21 de octubre de 1927) Obispo Emérito de la Arquidiócesis de Santiago.

    Mons. Valech estudió en el Seminario de Santiago y en la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Chile. Fue ordenado sacerdote el 28 de junio de 1953 por el Cardenal José María Caro, Arzobispo de Santiago.

    Vicario cooperador parroquial y Vicario ecónomo de Lo Negrete, Director de la Casa del Clero y Profesor en el Seminario de Santiago, la mayor parte de su carrera eclesiástica ha estado vinculada a la Arquidiócesis de Santiago de Chile. Ahí ha desempeñado los cargos de Pro-Secretario, Secretario, Administrador de bienes, Vicario de la Solidaridad (1987-1992), Vicario de Pastoral Social (desde 1992), Vicario general y Moderador de la curia arzobispal (desde 1990). También fue Canónigo de la Catedral, dignidad a la que renunció en julio de 1995.

    Desde el 27 de agosto de 1973, por decisión de Pablo VI, es Obispo Auxiliar de Santiago (y titular de Zabi), habiendo sido consagrado en la Catedral Metropolitana de Santiago (el 18 de octubre de 1973) por el recordado Cardenal Raúl Silva Henríquez (aparte de Mons. Emilio Tagle Covarrubias, Obispo de Valparaíso, y Mons. Fernando Ariztía). Integró la comisión de la causa de beatificación de San Alberto Hurtado Cruchaga (1977-1994).

    Su lema episcopal fue "Evangelizare pauperibus" (Evangelizar a los pobres). Desempeñó como Obispo de los Cardenales Raúl Silva Henríquez, Juan Francisco Fresno, Carlos Oviedo Cavada y Francisco Javier Errázuriz Ossa. Al haber cumplido los 75 años, renunció a su dignidad eclesiástica en enero de 2003.

    Mons. Valech desempeñó estuvo a la cabeza de la Vicaría de la Solidaridad hacia el fin de la dictadura. Esta institución sucedió al Comité de Cooperación para la Paz en Chile (Comité Pro Paz), fundado por el Cardenal Silva, para prestar asistencia legal y social a las víctimas de las violaciones a los derechos humanos durante el régimen militar. Valech fue, en efecto, el último Vicario de la Solidaridad. Actualmente es Presidente del Directorio de la Fundación de Documentación y Archivo de la Vicaría de la Solidaridad.

    Su experiencia en la defensa de los derechos humanos fue reconocida por las autoridades políticas recientes, al designarlo a la cabeza de la Comisión sobre Prisión Política y Tortura (o Comisión Valech), que emitió, en 2004, un informe dramático sobre las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.

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  3. http://www.jesus.cl/iglesia/paso_iglesia/recortes/recorte.php?id=10270


    Fecha: 2009-01-04
    País: Chile
    Ciudad: Santiago
    Medio: El Mercurio
    Sección: Reportajes
    Tema: Derechos Humanos
    Autor: GUSTAVO VILLAVICENCIO ARAVENA

    Monseñor Sergio Valech Aldunate
    "Este es un tema en el que debiéramos haber dado vuelta la página hace rato"

    A sus 81 años, está enfermo y conectado a un respirador artificial. Justo antes de terminar el 2008 y tras el hallazgo de falsos detenidos desaparecidos, acepta dar una última entrevista y referirse al trabajo que hizo la comisión que lleva su nombre: "Se presentaron de tal manera los antecedentes, que se produjo una situación de engaño".

    Sólo faltan 5 horas para que termine el 2008 y monseñor Sergio Valech espera que comience el nuevo año en su residencia de la calle Santa Isabel con Lira. Su asistente por más de 30 años, Mario Lizama, advierte que habrá que esperar para entrevistarlo, ya que ha sufrido una descompensación y el kinesiólogo está atendiéndolo.

    "Últimamente, monseñor nos ha hecho pasar un par de sustos... pero es fuerte y se repone", comenta Lizama, que más que su empleado es su amigo y se encarga hasta del más mínimo detalle en la vida de don Sergio. Se emociona cada vez que habla de él y su generosidad con todos los que se le cruzan en el camino.

    La casa está en silencio. Apenas un par de sacerdotes deambula por el lugar. La espera es en la sala de estar y, desde la habitación contigua, monseñor pide: "Que le sirvan chocolates mientras tanto". Hay más de diez cajas abiertas en el lugar. Su fama por las "cosas dulces" es reconocida por las religiosas de la diócesis de Santiago, que en estos días se encargan de mimarlo.

    La tranquilidad de la casa se ve interrumpida por el ruido del carrito de oxígeno, al cual está conectado el ex vicario de la Solidaridad. Dos cajetillas de cigarros diarias durante cuarenta años le destrozaron los pulmones y lo obligan a vivir conectado día y noche a un respirador artificial.

    Se ve cansado. Invita al comedor de su casa y ofrece más de cuatro tipos de tortas. Sugiere comenzar la entrevista con un "pregunte no más". No pasan ni dos minutos y sus ojos se llenan de lágrimas al hablar de los detenidos desaparecidos. Pide que se apague la grabadora. Su problema pulmonar se hace sentir:

    "Es complicado el tema que vamos a conversar y me cuesta hacerlo. Deme un poco de tiempo... Este es un tema en el que debiéramos haber dado vuelta la página hace rato. Creo que usted está haciendo la que será mi última entrevista".

    "En una cantidad tan grande de personas, puede haber errores"

    -¿Cómo ve el tema de los detenidos desaparecidos hoy?

    -Es un tema que movió a la sociedad chilena entera y nos obligó a compartir el sufrimiento que significó para muchas familias. Fueron tiempos que ya pasaron, que causaron una profunda división en nuestro país y que a muchos les ha costado olvidar.

    -¿Qué papel jugó la Iglesia?

    -La gente recurrió a la Iglesia buscando apoyo para encontrar a sus seres queridos y ésta asumió su deber de trabajar en pro de la justicia, creando primero el Comité Pro Paz en forma ecuménica con iglesias de otros credos y luego la Vicaría de la Solidaridad.

    -El tema de los derechos humanos siempre fue una preocupación en el Episcopado chileno.

    -Últimamente han aparecido personas que se daban por desaparecidas. ¿Qué piensa usted de esto?

    -Bueno, en una cantidad tan grande de personas que sufrieron las consecuencias de la situación vivida hace años, realmente puede haber algunos errores.

    -¿Quién hizo mal el trabajo?

    -Yo creo que las personas que trabajaron en el tema lo hicieron con mucha dedicación. Era gente que tenía conocimiento en el trato de los temas de derechos humanos. El personal de la Vicaría de la Solidaridad tenía bastante experiencia y una entrega generosa, pero creo que se presentaron de tal manera los antecedentes que se produjo una situación de engaño.

    "Quizás se actuó con mucha rapidez"

    -¿Qué le parece que después de 35 años hayan aparecido personas que se daban por desaparecidas y cuyos nombres se encontraban en el Memorial del Cementerio General?

    -Es sumamente extraño. Por lo que vi en televisión, ya se habían retirado algunos nombres. Todo esto es muy curioso; quizás se actuó con mucha rapidez...

    -Siendo usted vicario de la Solidaridad, ¿pensó que esto podría suceder?

    -Conociendo la cantidad inmensa de casos que se presentaron en la Vicaría y en otros lugares, era posible cometer algún error, pero se actuó con mucha responsabilidad. Cuando estuve en la Comisión, tuve conocimiento de los hechos y se fueron apoyando las declaraciones con documentos. No siempre se pudo conseguir certificados de los lugares donde las personas habían estado detenidas.

    -La Moneda descartó la posibilidad de revisar los casos de las comisiones Rettig y Valech.

    -Pienso que ahora debe actuar la justicia civil.

    -¿Está en juego la credibilidad de la comisión que usted presidió?

    -No creo, porque son casos muy puntuales que van creando situaciones que burlan la confianza y la buena fe de quienes trabajaron.

    -La diputada Karla Rubilar dice que existen cuatro casos más...

    -Claro que puede haber más casos. Yo no lo niego. La cosa es que ella los encuentre.

    -¿Qué debiera suceder con las personas que dicen ser detenidos desaparecidos y no lo son?

    -Es algo que le corresponde al Gobierno juzgar. Debieran enfrentar las sanciones que les correspondan, porque esto es sencillamente maldad.

    -¿Qué le pareció el tema del hombre que fue dado por detenido desaparecido y que apareció en Mendoza?

    -Lo más extraño que hay. Parece que sus hijos recibieron una buena suma de dinero.

    -Hay un ministro en visita para aclarar el tema, ¿pero será necesaria una subsecretaría que reevalúe los casos?

    -Es una solución jurídica que tienen que estudiar quienes conocen el funcionamiento de las comisiones, las listas y las razones que hubo para declarar a tal o cual persona como desaparecido. Ellos tienen que ver lo que sea más práctico y rápido, porque, de lo contrario, al revisar caso por caso, van a pasar años..."Esconda los documentos y no le diga ni al vicario ni a mí"

    -¿Cómo piensa usted que ha actuado la Presidenta Bachelet frente a los casos de derechos humanos? A ella ya le correspondió enfrentar los errores de identificación en el Patio 29.

    -La Presidenta sufrió también situaciones nada gratas en su vida y de mucho dolor. Yo creo que ella está llevando muy bien el manejo de esta materia.

    -¿Qué recuerda usted de sus tiempos como vicario de la Solidaridad?

    -Fueron tiempos difíciles, por la situación que se había creado con el fiscal (Fernando) Torres en la Vicaría. Él pedía las fichas que se tenían sobre los casos de detenidos desaparecidos y por supuesto que se negaron. Yo creo que esa fue la situación más complicada que me tocó enfrentar.

    -¿Por qué?

    -Hubo momentos en que, al negarme a entregar los documentos, podía la Corte Suprema declararme digno de penas e ir preso. Siendo en ese momento vicario general de Santiago, el secretario de la Vicaría me dijo que existía el peligro de que fueran a allanar la Vicaría y tomar los documentos de las declaraciones. Entonces le dije: "Usted, junto con el abogado, saque los documentos y escóndalos en algún lugar. Pero no le diga ni al vicario ni a mí". Y así lo hicieron. Sacaron los documentos. Entonces, cuando me preguntaban, les decía la verdad: no sé.

    -¿Conoció a muchos familiares de detenidos desaparecidos?

    -No tuve mucho trato con ellos, sino que más bien me tocó conocer los casos a través de los escritos. Porque si comenzaba a escuchar a una familia tenía que escucharlas a todas.

    Los días de monseñor Valech:

    Libros y televisión, pero no música

    Sergio Valech nació en Santiago el 21 de octubre de 1927. Fue ordenado sacerdote el 28 de junio de 1953, por el cardenal José María Caro. En 1973, bajo el Arzobispado de monseñor Raúl Silva, fue designado obispo auxiliar de Santiago, cargo que ocupó durante 30 años, correspondiéndole acompañar a los arzobispos Fresno, Oviedo y Errázuriz.

    No escucha música, pero sí disfruta leyendo libros de historia y viendo las noticias. Sus días, ahora que está enfermo, comienzan a las 8 de la mañana y terminan pasadas las 10 de la noche. Como obispo emérito está a cargo de la oficina de Mutual Pax, una especie de isapre con la que cuenta el clero. Recién el año pasado, al cumplir 80 años, dejó de manejar, cosa que le complicó bastante ya que lamentó perder su independencia para moverse.

    Su visión ante la muerte:

    "Hay que estar atento y preparado"

    -¿Cuál es la Iglesia con la que usted sueña?

    -Sueño con una Iglesia que sepa acoger a quienes se encuentran en dificultades, presentando a la persona de Cristo Salvador como fundamento para vivir, buscando crear el respeto a los derechos de las personas. El desarrollo tiene que ser tal que favorezca a los más desposeídos.

    -¿Y cómo enfrenta el tema de la muerte?

    -Como algo normal, que debe producirse tarde o temprano en la persona... Hay que estar atento y preparado para cuando el Señor llama. Personalmente, la enfrento con tranquilidad y confianza. No sé si el día que me tenga que morir me iré con la misión cumplida, será el Señor el que me juzgue.

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